la
Dra Soriano me había anunciado que iba a
empezar ya la rehabilitación pero el día que, a mediados de diciembre, me dijo: “Teresa, mañana bajas a
terapia ocupacional y luego al gimnasio. Empezamos la rehabilitación”, Me alegré tanto como si al día siguiente
fuese a empezar a andar de nuevo. No fue
así exactamente, al día siguiente no empecé a andar, pero sí que empezamos a
sentar las bases para que algún día pueda volver a hacerlo. Poco a poco, sesión
a sesión, los profesionales que me tratan van haciendo que desaparezca el miedo
y que aparezcan de nuevo la alegría y la ilusión, las ganas de sonreir y de
abrazar a todo el mundo porque veo que la pesadilla se terminará algún día, que
es verdad, que puedo recuperarme y que de hecho, unos meses después del
ictus, estoy empezando a hacerlo.
El
21 de marzo, además de entrar la primavera, volví a andar por primera vez después
del ictus, en el gimnasio, con la ayuda
de un andador y de Pilar, mi fisioterapeuta y amiga del alma. Es una sensación que casi no se puede
explicar, de alegría inmensa, de confianza en la rehabilitación, de esperanza,
de pensar que puedes ser de nuevo autosuficiente, aunque sea mínimamente y
aunque sea dentro de unos meses. Es una
luz potente en el oscuro camino que estás obligada a recorrer desde hace casi 5 meses.
Esa
misma semana, tambén en el gimnasio y con mucha ayuda, conseguí andar un poco,
sin andador, apoyándome en el brazo de Rosa Torres, una auxiliar muy simpática
que siempre ha estado ahí, dispuesta a ayudarme en mi rehabilitación. Cas me echo a llorar. Ha sido muy emocionante.
¡Que buen día fue ese!. Estábamos tan contentos, ¿viste el brillo en los ojos de Fernando y los Chicos........? Fue magnifico......
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